Arnaldo Otegui. ¿Por qué Europa escucha a terroristas?

En Bruselas, no se respeta a las víctimas de atentados terroristas. Los 783 miembros del Parlamento Europeo, con salarios mensuales de más de 7.750€, elegidos por ciudadanos europeos, han escuchado las palabras manchadas de sangre de un condenado por; secuestro, extorsión, financiación, dirección y apología del grupo terrorista marxista-leninista ETA, injurias al Rey e inducción de actos violentos.


Hombre de paz y preso político, así ha sido presentado en estos días en la capital de la  Unión Europea, el licenciado en Filosofía y padre de dos hijos,  Arnaldo Otegui Mondragón, invitado por los grupos políticos Podemos e Izquierda Unida para que pudiera expresar las ficticias opresiones y torturas sufridas en su natal Euskalerria por el estado Español.

Arnaldo, nació en el pueblo vizcaíno de Elgoibar en 1958. Hijo único de Ascesio y Lolita, la familia se sostenía gracias al sueldo del padre en la fábrica de Sigma que, con más de 600 trabajadores, vivía sus momentos de mayor esplendor gracias al desarrollo de la industria nacional potenciada por la política económica proteccionista del  franquismo.

El Gordo, como se le conocía irónicamente, creció en un ambiente socialista siendo iniciado en el vasquismo en los Salesianos de Eibar, según sus propias declaraciones. Con 19 años se considera militante de ETA, huyendo al País Vasco francés con la que luego fue su mujer Mari Juli, en 1978.

Su primera actuación de relevancia sucedió en 1979, cuando secuestra, junto a otros terroristas, a Luis Abaitua en Vitoria. Luis Abaitua era un ingeniero cuyo gran delito fue ser el director de la planta de Michelín en Vitoria, empresa con más de 4.000 empleados, empresa en la que todo vitoriano quería trabajar. Considerado como opresor del proletariado vasco por el Gordo, fue secuestrado durante 10 días en un zulo de 4 metros cuadrados. Días antes había recibido mensajes amenazantes para que pagase el impuesto revolucionario que los falsos patriotas vascos reclamaban a la multinacional para financiar la banda armada. 


-"Paga a los obreros lo que piden o vamos a matar a alguien de tu familia" eran los mensajes de los independentistas que acompañaban con acciones violentas como secuestros exprés o tiros en la rodilla, como la del compañero de Abaitua en Michelín, Georges  Roucier, para extorsionar a los empresarios.

En este ambiente criminal, justificado por un falso sentimiento patriótico vasco y sobre todo, por el interés financiero, el Gordo secuestra, según la sentencia judicial condenatoria, encañonando a Luis y haciéndolo subir al maletero de un coche Seat 131. Los hechos judicialmente probados son, que el grupo recibe la orden de ETA político militar de secuestrar al ingeniero para exigir el pago del impuesto que la burguesía debía pagar al proletariado vasco. Si no se cumplían sus exigencias, el rehén debía morir.

En el zulo en el que permaneció en cautiverio durante 10 días, el ciudadano vasco, español y padre de 6 hijos, fue humillado y amedrentado con juegos como la ruleta rusa. Según explica su hijo Joseba, le daban una pistola cargada y le obligaban a dispararse, le explicaban que, como explotador de la clase trabajadora, merecía el secuestro.  Los terroristas declaran en la vista que hubo un momento que se plantearon seriamente ajusticiarle. Los sindicatos de la empresa no condenan el secuestro o tardan días en condenarlo. 

A los 10 días del secuestro, Luis Abaitua fue liberado con 6 kilos menos e importantes daños psicológicos. La liberación se produjo tras el acuerdo de pagos con Michelín y Luis tuvo que marchar con la familia a Brasil al ser considerado un elemento molesto en la sociedad vasca. En Brasil vivió de manera terrible el asesinato con dos tiros en la nuca del directivo de la misma planta Luis Hergueta Guinea en 1980. En esta ocasión no hubo clemencia.


Luis regresó a España tres años más tarde, a la planta de Michelín de Valladolid. En su vuelta a Vitoria tras su jubilación regresó de manera muy incòmoda por la presión a la que era sometido. Luis Abaitua fallece en 1992. Otegui fue condenado a 6 años de cárcel y a pagar una indemnización de 600 euros a la familia.

El condenado Otegui, consagra su vida a ETA, viéndose implicado en otros secuestros y siendo  inculpado por otros terroristas, pero no es condenado por no ser reconocido por los secuestrados. El de Javier Rupérez, que se escapó milagrosamente de ser tiroteado con una ametralladora, el de Javier Artiach, presidente de la fábrica de galletas Artiach que tuvo que pagar 10 millones de pesetas para su liberación y el de Gabriel Cisneros, son secuestros en los que está probada su participación.

El Gordo, fue jefe del brazo político de ETA, HB,  desde 1997, justificando y participando en homenajes a asesinos etarras, siendo condenado en varias ocasiones por apología del terrorismo. 845 víctimas, entre ellos muchas mujeres y niños por atentados en todo el territorio español que sembraron el pánico en los años 80 y 90 principalmente. Coches bombas, explosivos en centros comerciales, playas, cafeterías...


Hoy, Otegui está en Bruselas, libre. Es dirigente de un partido pro-etarra y recibe apoyos y homenajes de dirigentes de partidos de izquierda españoles y extranjeros.  El periodo de gobierno de Mariano Rajoy tiene el triste honor de haber sido durante el que más terroristas etarras han sido excarcelados, en particular, en los años en los que fue Ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón.

27/4/2016 - V.C.R.