Sin novedad en El Alcázar.

"La historia de España está llena de casos de defensa desesperada contra los asedios. Lo mismo los generales de Roma que los mariscales de Napoleón descubrieron que los españoles son sobrehumanos en la resistencia tras los muros de un fuerte. A la guarnición que defiende El Alcázar hay que concederle el honor de un heroísmo tan grande como el de los defensores de Numancia y de Zaragoza. Reducidos a un puñado de hombres, tienen con ellos muchas mujeres y niños; están mal provistas de municiones; los alimentos les faltan, y, sin embargo, desde hace más de nueve semanas han defendido la fortaleza medieval contra un ataque con armamento moderno: cualquiera que sea el resultado definitivo, han ganado una fama inmortal.” (Daily Telegraph, 24 de Septiembre de 1936).


El 18 de Julio de 1936, Las Unidades Militares existentes en Toledo, enteradas del Alzamiento Nacional, iniciado el día anterior, e identificadas con los ideales del mismo, decidieron sumarse al Alzamiento. El Mando de éstas fuerzas militares correspondió al Coronel D. José Moscardó Ituarte, que eligió El Alcázar como refugio por su fortaleza y situación estratégica. 

Moscardó llevó a cabo un recuento de los hombres a sus órdenes. El número final era, cuanto menos, insuficiente, el coronel pudo reunir en total unos 1.300 efectivos (400 militares, 700 guardias civiles, 200 milicianos) pobremente armados. A su vez, en el edificio también se guarecieron más de 600 civiles entre mujeres y niños.


El día 19 de Julio se inicia la ocupación militar de Toledo por la Guardia Civil. En la Fábrica de Armas existían almacenados cerca de un millón de cartuchos de fusil y ametralladora que son requisados por la Guardia Civil y transportados al Alcázar. 

El General Riquelme requiere por teléfono al Coronel Moscardó y le ordena la entrega de las armas y munición. No se cumple ninguna orden. Se inicia el combate contra el Hospital de Tavera que dura todo el día. 

El día 21 de Julio a las 7 de la mañana se declara el Estado de Guerra. Se refuerzan los destacamentos establecidos los días anteriores, principalmente en el Hospital de Tavera para cerrar la entrada en Toledo desde Madrid, 

  
El 21 de Julio se considera el inicio del Asedio por el General Riquelme, con una columna formada por 1.600 soldados acompañados de artillería y vehículos blindados que atacan el refugio de manera continuada para conseguir su rendición lo antes posible. Para esta fecha Toledo era el epicentro de las noticias de la guerra y su conquista era un hecho de alta prioridad.



Al día siguiente, la Columna de Madrid recibió nuevos refuerzos y continuaron los combates, apoyados por la aviación que, bombardeó a las 5 y a las 10 de la mañana y a las 4 de la tarde. Este bombardeo por el ejército del Frente Popular tiene el triste honor de ser, junto con el de Tetúan, el primer bombardeo de la historia sobre población civil.

La resistencia del Hospital de Tavera durante 2 días frente a la Columna de Madrid, fue muy importante. Permitió terminar la concentración de la Guardia Civil, el traslado de la munición de la Fábrica de Armas al Alcázar y organizar la Defensa. 

El 23 de Julio, el Jefe de las Milicias llama por teléfono al Coronel Moscardó, comunicándole que tiene como rehén a su hijo Luis y que si en el plazo de 10 minutos no se rinde el Alcázar, fusilaría a su hijo. Hablan padre e hijo. El padre le dice que no se rinde y que muera gritando Viva España y Viva Cristo Rey. Al Jefe de las Milicias le dice que le sobran los 10 minutos y no rinde el Alcázar. Luis es fusilado el día 23 de Agosto junto con otras 63 personas del bando nacional.


El día 25 de Julio, tras las falsas noticias en prensa de que el Alcazar se había rendido, se decidió que el Capitán Alba saliese disfrazado de miliciano y conectase con las fuerzas del General Mola en la Sierra de Guadarrama. Fue reconocido, detenido y fusilado el 27 de Julio.

Los defensores tuvieron que hacer frente a la escasez de víveres, algo que les obligó, por ejemplo, a tener que matar a sus caballos para poder llevarse a la boca algo de carne. Se organizaron expediciones para buscar víveres que fueron exitosas en contadas ocasiones. También caracterizó al Asedio la profunda fe religiosa de los Defensores y Refugiados, como demostraban diariamente en los continuos rezos a la Virgen Santa María del Alcázar para su liberación.


Durante el mes de agosto se colocaron reflectores que iluminaban El Alcázar, de esta forma el asedio con artillería era constante, día y noche. Desesperadas por la heróica resistencia, las fuerzas republicanas utilizaron la guerra sucia, intentando, entre otras cosas, incendiar el edificio, envenenar el agua, e incluso, lanzar gases lacrimógenos contra los sitiados.

Ante la imposibilidad de tomar la fortaleza por la fuerza, la República decidió en Consejo de Ministros iniciar la construcción de dos minas bajo el Alcázar para volar el edificio en su totalidad. Tal era la confianza en el plan de asedio que el mismísimo presidente del Gobierno, el prosoviético Largo Caballero, acudió a ver la operación, llevando consigo a un gran séquito de periodistas internacionales para que, en primera persona, advirtieran como la República acababa con aquella sublevación.

Al clarear el día 18 de Septiembre, explosionaron las minas, con los derrumbamientos del torreón y parte de la fachada Oeste. A continuación se inició un asalto general al Alcázar que tras muchos actos de heroísmo, fue rechazado.


El 27 de Septiembre, a la vista de las fuerzas liberadoras, el Alcázar sufrió uno de los asaltos más duros del Asedio. A las 6 horas de la mañana, explosionó una mina en la explanada Este. Las avanzadas nacionales vieron la imponente humareda y tuvieron la impresión de que todo se había consumado.

Tras duros combates de las fuerzas del General Varela en la tarde del día 27 de Septiembre, una Sección de Regulares y la 19ª Compañía de La Legión entraron en El Alcázar. Se produjeron inenarrables escenas de emoción, y el asombro de los liberadores por la situación en que se encontraban los Defensores y haber podido resistir el Asedio.

El 28 de Septiembre entró en el Alcázar el General Varela. El Coronel Moscardó le saludó con la conocida frase: “Mi General, sin novedad en El Alcázar”. Al día siguiente entró en El Alcázar el General Franco



28/9/2016

28 de Septiembre, Sin Novedad en El Alcázar.
Heraldo Español, número 9. Enlace.